23 de enero de 2016

Niebla

Este invierno ha habido tanta niebla que Valladolid ha sido apenas una sombra. Es hipnótico ver como poco a poco cae la nube densa sobre la ciudad y en cuestión de minutos lo ha cubierto todo. Cuando hay niebla es como si nada fuera real. Pueden verse figuras difusas, siluetas en movimiento. El mundo parece hecho de fantasmas y la luz se vuelve corpórea, casi se puede comer. Lo sólido se vuelve vano, y lo etéreo cobra forma. La niebla es como un manto translúcido que cubre las cosas, haciendo que parezcan otras, y que todo cuanto conocemos se desvanezca ante nuestros ojos. A veces pienso que yo soy como la niebla. Todo parece tan fácil, hasta que irrumpo en el cuadro perfecto.

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