7 de mayo de 2016

Tener una habitación tumblr es para gente con dinero

¿Qué se puede saber de una persona a base de cotillear su habitación? Si le preguntas a mi madre te dirá que muchas cosas, y de mi concretamente que soy una marrana. Pero pretendo que este post tenga más de dos líneas, así que vamos a profundizar un poco. Mi habitación dice que soy una persona muuuuuuuy desordenada, pero que irónicamente, soy obsesivamente organizada respecto a algunas cosas concretas (como los apuntes, los libros, los dibujos, los pintauñas... etc). Como soy muy desordenada y pierdo cosas todo el rato, pero pese a ello me aprecio, me dejo post-it a mi misma para recordar dónde encontrar cosas importantes, que parece que están muy a la vista pero no olvidemos que soy tonta. 


Esto nos lleva directamente al amor incondicional que siento hacia todos los artículos de papelería. Me fascinan los post-ir, los marcadores, los subrayadores, los apiceros, los cuadernos, las gomas nuevas y por encima de todo... LOS CLIPS. Aaaaamo los clips, preferentemente los clásicos metálicos de toda la vida. Tengo todo amarrado en clips, me encanta la libertad de ahora está junto, ahora no, ahora sí, ahora no, ahora sí, ahora no... fijo que en algún estado de EEUU es legal casarse con un clip.


Otra cosa que me gusta mucho es comer. Por eso mi cuarto está lleno de platos, platitos, tazas, cucharillas, cuchillos de untar... pero lo que más hay es vasos de te de limón.



Como ya he dicho, soy muy ordenada para cosas concretas, la mayoría de las cuales se encuentran clasificadas en cajones. Uno de ellos es el Cajón del Arte, donde hay pinturas, rotuladores y acuarelas.



El segundo cajón está destinado a los cables, minucionamente organizados en cajas para que no exista la posibilidad de no saber para qué sirve alguno.



En el tercer cajón me cansé.



Ese último cajón es un poco la esencia general del cuarto. Como podréis apreciar hay de todo, pero no puede tirarse absolutamente nada porque cada cosa que hay ahí es VALIOSA. Podemos apreciar tres tijeras diferentes de las cuales sólo uso una, la tapa de la calculadora, etiquetas de ropa, bolis que no pintan, una barra de pegamento, mi muñeca favorita que me trajeron los Reyes a los ocho años, y el objeto que a mi más me inquieta:



Una caja de maquillaje roto (recemos un padrenuestro por sus restos) que no sabría decir cuántos años lleva ahí. Os preguntaréis, ¿si está roto por qué no lo tiras? Porque ATENCIÓN: mi mayor miedo en la vida es que se me acabe el maquille y coincida con un día en el que mi cara se convierta en un grano gigante y tenga que salir así y que los seres vivos agonicen al verme y que mi fealdad nos suma en el apocalipsis. Por tanto, siempre guardo un maquillaje "de emergencia" por si la caja que uso normalmente se acaba (y por eso tengo como ocho mil cajas como esa todas rotísimas porque cada vez que se me rompe una se convierte en reserva de emergencia).



Otra cosa curiosa de mi cuarto es que hay una parte importante de la mesa ocupada por un monitor. Eso es porque una vez hubo ahí un ordenador de sobremesa, pero actualmente ya no está y el monitor lo uso para literlmente n a d a. Eso explica que haya una bandeja para teclado, pero que en lugar de un teclado haya fundamentalmente mierda. En la categoría de cosas que hubo un dia en el que usé pero que hoy ya no es el caso está: la guitarra (sí amigos, "sé" tocar la gutarra, lo cual me convierte junto con el hecho de que no se me ensucie mucho el pelo en la mujer perfecta).



En el ámbito de cosas musicales tenemos la pared de la fama, que es un lateral de un mueble al que alrededor de 2009 dediqué bastante tiempo de mi vida. En él quedan reflejados casi todos los músicos a los que por aquel entonces admiraba. Mi cosa favorita de esa pared es que el mejor dibujo con diferencia es el de Kurt Cobain. Yo lo sé y todo el mundo lo sabe, por eso cada vez que alguien lo ve me lo dice, insistiendo mucho en cómo ese dibujo es una auténtica pasada, a diferencia de los otros que están un poco cacosos. Es el único dibujo que no he hecho yo, fue un regalo de mi prima que dibuja como ocho mil veces mejor que yo (y que por aquellos entonces me quería un poco).


En el frente de ese mueble pueden apreciarse otras cosas que me gustan: ver la tele (qué pasa), jugar a la consola, leer y escuchar música. Sí, eso de arriba es una minicadena, porque yo soy una true 90s kid (irrelevante es el hecho de que la comprara en 2010).



Cuando dije que era muy ordenada con el tema pintauñas lo decía totalmente en serio.



Siguiendo el curso del mueble nos encontramos de frente con el Armario de la Adolescencia. En él se aprecian pósters varios de la Loka entre otras, revista extinta destacable por su alto contenido cultural (en realidad yo jamás compré la Loka, tenía una amiga que la leía y me daba los pósters que no eran de Tokio Hotel porque era un sol). Notense las notas a rotulador con citas emo de la época: las lyrics eran mi vida.



Esto me lo encontré el otro día y hace seis meses era una mandarina.



Y lo mejor lo dejamos para el final: esta es la posesión más preciada de mi cuarto (y probablemente de las pocas cosas que me llevaría conmigo si me mudara; junto a la consola, las pinturas, algunos libros y la guitarra para hacerme la guay). Fue un regalo de cumpleaños y en el Corte Inglés vale 3€. 



Bueno bonito y barato, como yo.

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