Es fácil hablar sobre lo justo y
lo injusto, lo que de primeras, casi sin pensarlo, nos parece bien o nos parece mal. Sin embargo, justificar por qué nos parece lo uno o lo otro ya
es otra historia. Pese a ello, podríamos decir sin miedo a arrepentirnos que la
dominación nos parece mal: de una
raza sobre otra, de un género sobre otro, de una clase social sobre otra, etc.
Parece que este etc se extiende hasta
el infinito; ¿existe acaso algún contexto en el que la dominación de un grupo
sobre otro esté justificada?
Hasta aquí parece que estamos
todos de acuerdo y nos sentimos muy cómodos hablando sobre lo deleznable que es
dominar a otro y cómo nuestra moral superior nos permite ver esto con claridad.
Sin embargo, vayamos hacia un caso concreto: la dominación animal. La
dominación es el hecho de someter a otro u otros a mis ideas y puntos de vista
por el simple hecho de que se da por supuesto que los suyos no valen, y uso mi
posición de poder para imponer los míos sin preguntar. ¿No es esto lo que la
especie humana hace con todas las demás? Habrá quien no vea claro esto,
encontrando más familiares los ejemplos del racismo o el sexismo, porque en
ellos se está sometiendo a personas con capacidad de comunicarse, de
expresarse, a fin de cuentas de quejarse, y lo que nos parece mal es que
simplemente trate de anularse esta capacidad. En los animales dicha capacidad
no existe, al menos entendida a niveles tan complejos como los del lenguaje;
por tanto, no parece que estemos anulando nada. Se trata a los animales como
inferiores porque son inferiores.
¿Pero no era (y tristemente en ciertos contextos aun es) este mismo razonamiento
aplicado a mujeres y negros? Está claro que los animales no tienen el mismo
intelecto que los humanos, no tienen la misma capacidad moral que nosotros;
pero tampoco la tienen los niños y no por eso los hacinamos en guarderías de
seis niños por metro cuadrado. La diferencia parece radicar en que los niños
serán algún día humanos plenos,
mientras que los animales no. Son demasiado diferentes a nosotros. ¿Y quiénes
somos nosotros?
Nosotros somos una especie que avanza
dominando. Si acabáramos por aceptar que sí, estamos en contra de la dominación
animal, nuestra declaración no podría acabar ahí. Estar en contra de la
dominación animal por estar en contra de toda dominación (y aceptar que en
efecto estamos ante ella en el caso de los animales) implica estar en contra de
la dominación de la naturaleza: la explotación de recursos, destrucción de
ecosistemas, etc. Esto nos lleva a que no está bien alterar el planeta, pues ya
hay un orden natural que funciona y cada pequeño cambio causa desequilibrios
que no podemos gestionar; es lo que sucede cuando tratamos de equipararnos a la
propia Tierra, de producir cambios que nos quedan demasiado grandes. No alterar
la naturaleza implica renunciar a la edificación, a la ciencia y en definitiva
a la civilización, pues ésta sólo sería posible a un nivel muy primario. La
especie humana tiene la capacidad y por tanto la posibilidad de revolucionar su
mundo; pero también tiene la capacidad de reflexionar sobre si es correcto o
no. ¿Es lo correcto renunciar al saber? ¿Hemos llegado hasta aquí sólo para
darnos cuenta de que no deberíamos haberlo hecho?
Escribes muy bien
ResponderEliminarHombre, pues muchas gracias.
EliminarCuanto más estudio, más cuenta me doy de que la naturaleza es tremendamente cruel. La evolución se rige en muy gran medida por la competencia. El más competitivo es el que permanece, y a fin de cuentas nosotros también somos fruto de la naturaleza. Detesto muchas de las cosas que hace nuestra especie, pero no es justo que nos flagelemos por existir.
ResponderEliminarCuanto más estudio, más cuenta me doy de que la naturaleza es tremendamente cruel. La evolución se rige en muy gran medida por la competencia. El más competitivo es el que permanece, y a fin de cuentas nosotros también somos fruto de la naturaleza. Detesto muchas de las cosas que hace nuestra especie, pero no es justo que nos flagelemos por existir.
ResponderEliminarEntiendo a qué te refieres, y yo también lo creo, ¿pero es flagelarse el hecho de intentar existir de la forma más ética posible? Creo que hay que poner en una balanza nuestro propio bienestar y lo que creemos que está bien, y del mismo modo que no es cuestión de flagelarse, creo que tampoco debemos tener en cuenta sólo lo primero.
EliminarAy, lo acabo de ver, si no te hubiera contestado antes. Pienso lo mismo que tú, por eso estudio lo que estudio :)
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