28 de septiembre de 2016

Sobre la dominación

Es fácil hablar sobre lo justo y lo injusto, lo que de primeras, casi sin pensarlo, nos parece bien o nos parece mal. Sin embargo, justificar por qué nos parece lo uno o lo otro ya es otra historia. Pese a ello, podríamos decir sin miedo a arrepentirnos que la dominación nos parece mal: de una raza sobre otra, de un género sobre otro, de una clase social sobre otra, etc. Parece que este etc se extiende hasta el infinito; ¿existe acaso algún contexto en el que la dominación de un grupo sobre otro esté justificada?
 
Hasta aquí parece que estamos todos de acuerdo y nos sentimos muy cómodos hablando sobre lo deleznable que es dominar a otro y cómo nuestra moral superior nos permite ver esto con claridad. Sin embargo, vayamos hacia un caso concreto: la dominación animal. La dominación es el hecho de someter a otro u otros a mis ideas y puntos de vista por el simple hecho de que se da por supuesto que los suyos no valen, y uso mi posición de poder para imponer los míos sin preguntar. ¿No es esto lo que la especie humana hace con todas las demás? Habrá quien no vea claro esto, encontrando más familiares los ejemplos del racismo o el sexismo, porque en ellos se está sometiendo a personas con capacidad de comunicarse, de expresarse, a fin de cuentas de quejarse, y lo que nos parece mal es que simplemente trate de anularse esta capacidad. En los animales dicha capacidad no existe, al menos entendida a niveles tan complejos como los del lenguaje; por tanto, no parece que estemos anulando nada. Se trata a los animales como inferiores porque son inferiores. ¿Pero no era (y tristemente en ciertos contextos aun es) este mismo razonamiento aplicado a mujeres y negros? Está claro que los animales no tienen el mismo intelecto que los humanos, no tienen la misma capacidad moral que nosotros; pero tampoco la tienen los niños y no por eso los hacinamos en guarderías de seis niños por metro cuadrado. La diferencia parece radicar en que los niños serán algún día humanos plenos, mientras que los animales no. Son demasiado diferentes a nosotros. ¿Y quiénes somos nosotros?


Nosotros somos una especie que avanza dominando. Si acabáramos por aceptar que sí, estamos en contra de la dominación animal, nuestra declaración no podría acabar ahí. Estar en contra de la dominación animal por estar en contra de toda dominación (y aceptar que en efecto estamos ante ella en el caso de los animales) implica estar en contra de la dominación de la naturaleza: la explotación de recursos, destrucción de ecosistemas, etc. Esto nos lleva a que no está bien alterar el planeta, pues ya hay un orden natural que funciona y cada pequeño cambio causa desequilibrios que no podemos gestionar; es lo que sucede cuando tratamos de equipararnos a la propia Tierra, de producir cambios que nos quedan demasiado grandes. No alterar la naturaleza implica renunciar a la edificación, a la ciencia y en definitiva a la civilización, pues ésta sólo sería posible a un nivel muy primario. La especie humana tiene la capacidad y por tanto la posibilidad de revolucionar su mundo; pero también tiene la capacidad de reflexionar sobre si es correcto o no. ¿Es lo correcto renunciar al saber? ¿Hemos llegado hasta aquí sólo para darnos cuenta de que no deberíamos haberlo hecho?

6 comentarios:

  1. Cuanto más estudio, más cuenta me doy de que la naturaleza es tremendamente cruel. La evolución se rige en muy gran medida por la competencia. El más competitivo es el que permanece, y a fin de cuentas nosotros también somos fruto de la naturaleza. Detesto muchas de las cosas que hace nuestra especie, pero no es justo que nos flagelemos por existir.

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  2. Cuanto más estudio, más cuenta me doy de que la naturaleza es tremendamente cruel. La evolución se rige en muy gran medida por la competencia. El más competitivo es el que permanece, y a fin de cuentas nosotros también somos fruto de la naturaleza. Detesto muchas de las cosas que hace nuestra especie, pero no es justo que nos flagelemos por existir.

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    1. Entiendo a qué te refieres, y yo también lo creo, ¿pero es flagelarse el hecho de intentar existir de la forma más ética posible? Creo que hay que poner en una balanza nuestro propio bienestar y lo que creemos que está bien, y del mismo modo que no es cuestión de flagelarse, creo que tampoco debemos tener en cuenta sólo lo primero.

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    2. Ay, lo acabo de ver, si no te hubiera contestado antes. Pienso lo mismo que tú, por eso estudio lo que estudio :)

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