5 de octubre de 2016

Yo, yo y después yo

Una vez leí que para Schopenhauer traer vida al mundo es un acto éticamente malo, pues dado que no puedes preguntarle a la vida futura si quiere (o va a querer) nacer, es algo que decides totalmente al margen de sus deseos, teniendo en cuenta solamente los tuyos: ser padre o madre.

¿Cómo de egoísta es usar una vida como medio para realizarte? ¿Quién eres tú para crear a otra persona sólo para sentirte completo? Sí, "sólo": eso es lo único que puedes tener en cuenta en el momento previo a la concepción. No puedes tenerlo para que sea ingeniero, para que salve al mundo, para que tenga éxito, ni siquiera para que sea feliz. Cuando tú decides tener un hijo tu hijo de momento no es nada, por lo que su propósito sólo puede ser nada. El único que tiene propósitos eres tú, como egoísta progenitor.



Al fin y al cabo "mi misión es matar el tiempo, y la del tiempo es matarme a mí. ¡Qué cómodo se encuentra uno entre asesinos!" (Emil Cioran).

No hay comentarios:

Publicar un comentario