21 de marzo de 2017

El politono de los Simpsons

Hace mucho que la vida dejó de tratarme como a una adolescente; porque ya no soy una adolescente. Se espera de mi que sepa lo que estoy haciendo; por qué estoy donde estoy y qué pretendo con ello. No tengo muchas responsabilidades, pero sólo esa me parece ya terrible. ¿Acaso sabe alguien lo que está haciendo con su vida? Por Dios vivo, si hasta Jesucristo le preguntaba a su papá de vez en cuando. Rellena esto, apúntate aquí, revisa tus dientes, paga tus facturas, pide esta beca, llama a este número. Día tras día se nos pide ser los secretarios de nuestras propias vidas, y me parece agotador. Estoy harta de hacerle el café por las mañanas a Miranda Priestly y de ser Miranda Priestly y tirármelo a la cara a los tres segundos. No soy una adolescente, pero lo cierto es que no me siento como una adulta; pero no hay etapa intermedia. ¿Entonces dónde estoy?

 A mi me gusta acostarme tarde porque llevo una hora en la cama viendo vídeos de youtube de hace 10 años. Me gusta dibujar todos los días, en cualquier sitio y a cualquier hora, generalmente mientras debería estar haciendo otra cosa. Me gusta jugar a la consola y gritarle a la pantalla “PUM PUM PUM” si me cargo a alguien. Me gusta andar por esa especie de bordillo que rodea a los árboles para que se queden con más agua cuando llueve. Me gusta llegar a mi casa media hora más tarde de lo que debería porque me he quedado hablando con gatos por el camino. Me gusta echarle seis cucharadas de nesquick a la leche, y comer queso en polvo a palo seco, y comer las cosas directamente de la sartén. Me gusta citar a los Simpsons aunque esté hablando con la Reina de España, y ver Mean Girls comiendo mi peso en ganchitos.

 Supongo que la juventud es así, y que hay etapas en las que no sabes por qué eres como eres. Pero sinceramente, no creo que vaya a quitarme nunca el politono de los Simpsons del móvil, y no sé en qué posición me deja eso.


4 comentarios:

  1. Hola, sólo comento para decir que el bordillo que rodea a los árboles se llama alcorque, que es de lo poco que me acuerdo del año pasado xD.

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    1. Pues muchas gracias, lo estuve pensando como cuarto de hora jajajjaj

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  2. En alguna parte he oído definir ésa etapa como "adultescencia". Seguramente lo debatían en una mesa unos señores encorbatados y engominados con alguna que otra entrometida de estas que visten traje y chaqueta y en Semana Santa comen potaje de garbanzos con bacalao, por aquello de las tradiciones y por cumplir con la tasa femenina en los debates; todos ellos cincuentones que en su juventud se debían matar a pajas con la estampita de la Virgen de la Paloma y luego iban a confesarse. "Comité de expertos" lo suelen llamar.

    La edad, aunque no se pueda volver atrás en el tiempo, no debería entenderse como una escalera que vamos subiendo y que, recién nos instalamos en un nuevo escalón al cumplir años, el anterior, que acabamos de dejar, se resquebraja y ya es imposible contemplar qué hiciste y cómo te comportaste mientras estabas en él, posiblemente por que la edad que has adquirido (a ojos de no sé qué "juzgado de la edad y sus responsabilidades") te empuja a ello sin que te des cuenta. Ése "juzgado de la edad y sus responsabilidades" normalmente lo forma la familia, amigos (traicioneros cuando menos te lo esperes), compañeros de trabajo/estudios, pareja...; lo peor es que nosotros mismos llega un momento que formamos parte de él también y ahí se nos acabó la inocencia, cuando somos jueces y acusados de nuestro propio juicio, siendo ese juicio nuestra vida. Qué mal nos juzgamos nosotros mismos.
    Pero bueno, qué más da si a mi me gustan los toros desde que era niño.

    Los Simpson no me han matado nunca. En el móvil llevo una canción de Twin Peaks ("Under the sycamore tree"), pero lo tengo siempre en silencio.

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    1. Entiendo lo que quieres decir, y en principio estoy de acuerdo... odio a esa gente que tiene 0 empatía hacia sí mismos (y por tanto hacia los demás) cuando pasa el tiempo. Pero creo que tampoco es cuestión de adoptar el extremo contrario y pasárnoslo todo. Hay que entender las circunstancias y tal tal, pero progresar es hacer autocrítica, y a veces no queda más remedio que decir que nos equivocamos, y que en cierto momento fuimos unos cretinos. Creo que sólo así se puede dejar de serlo.

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